sábado, julio 08, 2006

La fuga del loco y la sucia

La situación se estaba tornando insostenible.
Seguían ingresando arios borrachos lloriqueantes, que al toparse con el sólido olor a sauerkraut y cerveza vomitados comenzaban a vomitar.
Llegué a contar más de treinta en la mínima celda.

Con el tiempo, por suerte los fueron largando.
Al final quedamos solamente cuatro: Al, que se divertía en una cucheta con un travesti dominicano, un lituano, sosías de Fosforito (el popular personaje uruguayo).y yo.
El lituano era perfecto. hasta los huesitos tenía.

Ahora bien, los germanos se habían ido, pero el vómito no. Aquello era un barrial nauseabundo.
El administrador lo resolvió fácil.
Mandó a dos turcos con unas mangueras de alta presión. En cinco minutos habían hecho salir toda la suciedad por el desagüe.
El precio para nosotros fue quedar empapados.Al rato estaba toda nuestra ropa colgando de las rejas.

En esos momentos mientras Fosforito miraba azorado lo que hacían Al y el travesti, se me ocurrió una idea.
Llamé al guardia y le expliqué que necesitaba ir al médico porque tenía la próstata inflamada.
Dudé, inseguro acerca de su cabal comprensión del problema. No por mi alemán que es excelente pero con un marcado acento austríaco, que a veces en esa zona occidental de Alemania no es cabalmente interpretado. Por suerte el agente era un ex ciudadano de la DDR y me comprendió perfectamente.
Al rato volvió con la respuesta del jefe.

Me dijo que había un consultorio médico a dos cuadras y que allí habría alguien que me pudiera atender.
Debía jurarle, eso sí, que volvería a la prisión una vez culminada la consulta.
Crucé mis dedos de la mano izquierda y juré con la mano derecha sobre el corazón. Le pedí que dejara venir a Al también. Para compañía.
Me dijo que sí, que con mi juramento bastaba.

Me costó bastante separar a Al del travesti y Fosforito, el que que abandonando su pasividad se había sumado al promiscuo nudo.

Agarramos la ropa más seca y salimos de la comisaría.

Eso fue hace dos días.
Ahora estamos en la carretera.
Vamos a Oostende. Cruzaremos el canal. La madre patria nos llama

2 comentarios:

Von dijo...

Excelente Warren. Usó un método de fuga similar al del Coronel Vazquez. Lo felicito, buenaventura.

Tomás Eastman dijo...

Es así. A veces la realidad imita a la ficción.