viernes, diciembre 09, 2005

Aclarando dijo el vasco


A resultancias de mi obligada convalescencia boca abajo, abanicado por un par de viejas munidas de hojas de palma, aproveché para resolver algunos cabos sueltos.

Como necesitaba mandar un par de mensajes a MVD y no confío en las palomas (bicho casi tan asqueroso como la cotorra. No offense), me dediqué a entrenar a un Albatros, mucho más confiable y seguro en viajes transatlánticos. Le puse de nombre "Baudelaire".
Lo comencé a entrenar mandando cartitas de amor a diferentes chicas del lugar.
Extrañamente la respuesta era siempre la misma: "me halaga su proposición, más no puedo aceptarla. Tengo la agenda llena"
Más extraño aún era que la letra de todas las cartas era la misma. Nunca me lo pude explicar
A la semana la magnificente ave dominaba todos los secretos del mensaje aéreo.

Mientras el tiempo iba pasando obsevaba que algunos vientres del harén de Al se iban redondeando, que los pechos de algunas de sus amigas se agrandaban y se ponían más tugentes.

Evidentemente allí había preñeces varias. Y con nuestro código genético. Razón de más de desligarnos del desleal de Blackboar. A él iría dedicado un mensaje.

Por otro lado la labor que nuestro albacea el Dr. Bolettini Rhinos no pudo llevar a cabo se la encargaría al Escribano Berterreche que a la par de lácteo siempre fue de confianza.
Las cartas las lleva Baudelaire y salen en el próximo post

No se olviden que lo del concurso de musicalización de letras sigue en pié. Abrí una cuenta de correo sólo para uds.
Espero no me defrauden también

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