miércoles, octubre 29, 2008

Ahora si Everton


Sexto hijo de la pareja formada por Julio Sinagore y Claudia Albertini.
Sus Hermanos: Dobson, Ettinger, Laurelinda, Azul, Móbel, asistieron azorados al parto de este pequeño.
El lugar, su propia casa. Una antigua cabaña de costaneros y techo de quincha ubicada en el más tradicional de los asentamientos de Lezica
Visto de afuera uno no podría opinar que la infancia de Everton haya sido feliz. Sus hermanos lo verdugueaban todo el día, y como en la casa no había lugar y el era el menor, dormía en el gallinero.
El sueldo de don Julio no era precisamente abundante.
La comida y la vestimenta seguían la ley del gallinero. A Everton le tocaban migajas y buzos asimilados por infinitas generaciones de polillas.
Corría la década del 50. Las guarderías no existían.
Como todos sus hermanos iban ya a la escuela, Everton era el único en quedarse en casa.
Su madre atosigada por el sin fin de actividades domésticas no podía hacerse cargo del pequeñín.
Lo depositaba en el chiquero.
Allí a los tres años perdió su primer dedo. Se lo comió Polola, la chancha madre
.
Pasó el tiempo y las cosas no mejoraban.
Hasta Marzo de 1956.
Ederson , sin saberlo, comienza con su túnica gris el alba de su carrera académica.
La escuela primaria.
Continúa.....

viernes, octubre 17, 2008

Everton Sinagore. Una Semblanza


Hola amigos.

Hoy, luego de haber pasado una feliz estadía junto a Olga en Köln, me hallo solitario nuevamente.
Durante un viaje en taxímetro por la citada ciudad, la vehemente gimnasta me arrojó del vehículo en un semáforo en rojo y huyó con el chauffer, un rumano.

Me recompuse como pude, hice mis valijas y me dirigí a una ciudad que siempre me ha sido propicia: San Sebastián.

Aquí me encuentro en Donostia, en plena playa La Concha, disfrutando de un otoño boreal.
Y como las cosas van y vienen, acude a mi mente el recuerdo de un gran oriental: Everton Sinagore.
La historia con sus caprichos no ha sido justa con él. No busquen en vano ni en bibliotecas ni en Internet.
Google nada les dirá sobre este olvidado ser.
Sólo aquí.
Y quién era este fulano? se preguntarán.
Difícilmente podría definirlo, y a duras penas podría transmitir toda su grandeza mediante la escritura.
Aún así lo intentaré.

Seguramente en otra ocasión. Hoy tengo pereza