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Sexto hijo de la pareja formada por Julio Sinagore y Claudia Albertini.
Sus Hermanos: Dobson, Ettinger, Laurelinda, Azul, Móbel, asistieron azorados al parto de este pequeño.
El lugar, su propia casa. Una antigua cabaña de costaneros y techo de quincha ubicada en el más tradicional de los asentamientos de Lezica
Visto de afuera uno no podría opinar que la infancia de Everton haya sido feliz. Sus hermanos lo verdugueaban todo el día, y como en la casa no había lugar y el era el menor, dormía en el gallinero.
El sueldo de don Julio no era precisamente abundante.
La comida y la vestimenta seguían la ley del gallinero. A Everton le tocaban migajas y buzos asimilados por infinitas generaciones de polillas.
Corría la década del 50. Las guarderías no existían.
Como todos sus hermanos iban ya a la escuela, Everton era el único en quedarse en casa.
Su madre atosigada por el sin fin de actividades domésticas no podía hacerse cargo del pequeñín.
Lo depositaba en el chiquero.
Allí a los tres años perdió su primer dedo. Se lo comió Polola, la chancha madre
.
Pasó el tiempo y las cosas no mejoraban.
Hasta Marzo de 1956.
Ederson , sin saberlo, comienza con su túnica gris el alba de su carrera académica.
La escuela primaria.
Continúa.....