jueves, agosto 28, 2014

Nombrar a una bici. Un proceso.

Ayer mientras llevaba a cabo su estreno oficial, se me ocurrió que esta hermosura de bicicleta estaba reclamando un nombre.
Mientras andaba y sentía su ligereza y velocidad, se me ocurrió una opción: Green Arrow. La descarté enseguida por obvia y porque el personaje de marras siempre me pareció un pedorro.
Asocié luego que ambas dos bicis que tengo son verdes. Recordé el criadero de Setters que tuve sobre mediados de los ochenta a que se llamaba EVERGREEN. De todos los cachorros que nacieron en ese emprendimiento económica y emocionalmente no exitoso recordé a la última cachorrita. La que se quedó, la que nadie quiso. La que un chorro envenenó cuando andaba cerca de los seis meses.
Shy moon era su nombre.
Ese nombre es el que le quedó a la bicicleta.