De pronto una roca cedió y el quelonio se encontró dado vuelta con la panza hacia el sol y sin
poder moverse.
Intentó darse vuelta durante un tiempo, pero le era imposible.
La dehidratación se sumaba a su cansancio y la fue ganando un sopor, en un entresueño se le aparecieron vívidas imágenes. Y hasta nombres que nunca había escuchado: Everton, Esponda, Polola.
Y en eso estaba cuando pasó un chacal y se la comió