- Creo que eso pasó el mismo año en que mi viejo se fue de casa.
- Si a mi me pegó. Tendría unos ocho o nueve años.
- No, para nada, yo había notado un enfriamiento en los últimos tiempos, pero nada más, ni un grito, una discusión, nada.
- Le comunicó a la familia un día, y se fue al otro. Pero visto ahora parece que se hubiera ido yendo a lo largo del tiempo. Por ejemplo el día 0 se llevó nada más que la música y la torre del PC. Ni siquiera ropa. Después a medida que necesitaba las cosas se las iba llevando. La mayoría de sus libros quedaron.
- No, habíamos quedado en no hablar de mi madre.
- Como te decía, se fue yendo de a poco, y su aspecto fue evolucionando. Un rictus primero, una actitud evasiva, y lo más sorprendente la evolución de su densidad corporal.
Se fue transparentando. Cada vez más. Primero la piel que dejaba ver los planos musculares, grasa, vasos y nervios. Después, como a los cinco años, la capa muscular también se hizo transparente, y así siguió. Era como esos muñecos que se usan para aprender anatomía.
Lo último que se le vió fue un corazón palpitando.
- Mi hermano
- A los diez años más o menos. Después nunca más nadie lo vió. Podría ahora estar acá mismo.
- Y si, al principo todo eso nos llamó la atención. Luego nos acostumbramos
- Gracias a usted
lunes, diciembre 13, 2010
miércoles, diciembre 08, 2010
Estábamos al borde del abismo y dimos un paso adelante
viernes, diciembre 03, 2010
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