Desperté en lo que parecía ser una habitación de un sanatorio o algo
así.
Estaba en cama y enchufado a una cantidad de tubos y aparatos, uno de
los
cuales sonaba pii....pii..en un loop continuo.
Mi visión, borrosa en un principio, se fue aclarando con el tiempo.
Lo que vi me impresionó.
A los pies de la cama una pareja de dotadas enfermeras se encontraba
enfrascada en una serie de maniobras lésbicas maravillosas.
A mi inmediata izquierda Al fornicaba a diestra y siniestra
(literalmente) con una rubia y una negra.
Al fondo una dominatrix chasqueaba su látigo sobre otra enfermera
particularmente bella, la cual colgaba esposada y engrillada de una
cadena fijada al techo.
Mi respiración se agitaba, la frecuencia del Pii se hizo cada vez
mayor.
Una de las mujeres de la cama me miró y dijo.
- Está despierto! Es un tipo de verdad!
El pii se hizo continuo. Perdí el sentido.
Al rato volví a despertar. Estaba con mi ponchito de sanatorio que a
duras
penas cubría mis partes nobles. Caminaba por un túnel oscuro con una
luz al final
A medida que me iba acercando las paredes del túnel se iban poblando.
Rostros, imágenes, lugares, totalmente desconocidos para mí.
Finalmente llegué a una oficina obsoleta, donde un antipático
empleadillo me dijo:
- Al fin llegó. Hace rato que lo esperábamos Sr. Ramos.
- Disculpe Sr. Pero yo no me llamo Ramos.
- Pero como? Ud. no es el Sr. Juan José Ramos, que falleció atropellado
por un camión en un accidente?
- No señor.
La cara del sujeto se puso verde. Parecía que iba a prenderse fuego
- Ahora tenemos un expediente abierto y con sujeto equivocado!
Ya hacía calor en la oficina. El tipo me miró fijamente y preguntó:
- Y se puede saber quien diantre es Ud. y por qué está acá?
- Mi nombre es Edmund Warren Coolighan y no sé la razón de mi llegada.
Simplemente me desperté en un túnel. Caminé y llegué acá.
- Bueno, va a tener a tener que comenzar un trámite de devolución.
Lamento las molestias ocasionadas por este equívoco. Por favor pase a la
oficina de la derecha. Allí una de nuestras dactilógrafas le tomará los datos.
Buenas tardes
Me di vuelta y me dirigí a la puerta indicada. En ella un cartel decía
DEVOLUCIONES.
Antes de entrar escuché al empleado bramar por teléfono:
- Adrián, te mando otro equivocado. Por favor hablá con el supervisor
de Gabriel. No pega una!
En la otra oficina todo era actividad. Cientos de dactilógrafas se afanaban sobre máquinas de escribir.
Había una cola frente a un mostrador.
Como no había a quien preguntar y suponiendo
que el último de la cola sabría si allí iba
yo, me dirigí hacia él y sin verle la cara
le pregunté:
- Esta es la cola para tramitar devoluciones?
- Si. Es acá. Me respondió Elber Gazzinari
mientras volteaba hacia mí.
así.
Estaba en cama y enchufado a una cantidad de tubos y aparatos, uno de
los
cuales sonaba pii....pii..en un loop continuo.
Mi visión, borrosa en un principio, se fue aclarando con el tiempo.
Lo que vi me impresionó.
A los pies de la cama una pareja de dotadas enfermeras se encontraba
enfrascada en una serie de maniobras lésbicas maravillosas.
A mi inmediata izquierda Al fornicaba a diestra y siniestra
(literalmente) con una rubia y una negra.
Al fondo una dominatrix chasqueaba su látigo sobre otra enfermera
particularmente bella, la cual colgaba esposada y engrillada de una
cadena fijada al techo.
Mi respiración se agitaba, la frecuencia del Pii se hizo cada vez
mayor.
Una de las mujeres de la cama me miró y dijo.
- Está despierto! Es un tipo de verdad!
El pii se hizo continuo. Perdí el sentido.
Al rato volví a despertar. Estaba con mi ponchito de sanatorio que a
duras
penas cubría mis partes nobles. Caminaba por un túnel oscuro con una
luz al final
A medida que me iba acercando las paredes del túnel se iban poblando.
Rostros, imágenes, lugares, totalmente desconocidos para mí.
Finalmente llegué a una oficina obsoleta, donde un antipático
empleadillo me dijo:
- Al fin llegó. Hace rato que lo esperábamos Sr. Ramos.
- Disculpe Sr. Pero yo no me llamo Ramos.
- Pero como? Ud. no es el Sr. Juan José Ramos, que falleció atropellado
por un camión en un accidente?
- No señor.
La cara del sujeto se puso verde. Parecía que iba a prenderse fuego
- Ahora tenemos un expediente abierto y con sujeto equivocado!
Ya hacía calor en la oficina. El tipo me miró fijamente y preguntó:
- Y se puede saber quien diantre es Ud. y por qué está acá?
- Mi nombre es Edmund Warren Coolighan y no sé la razón de mi llegada.
Simplemente me desperté en un túnel. Caminé y llegué acá.
- Bueno, va a tener a tener que comenzar un trámite de devolución.
Lamento las molestias ocasionadas por este equívoco. Por favor pase a la
oficina de la derecha. Allí una de nuestras dactilógrafas le tomará los datos.
Buenas tardes
Me di vuelta y me dirigí a la puerta indicada. En ella un cartel decía
DEVOLUCIONES.
Antes de entrar escuché al empleado bramar por teléfono:
- Adrián, te mando otro equivocado. Por favor hablá con el supervisor
de Gabriel. No pega una!
En la otra oficina todo era actividad. Cientos de dactilógrafas se afanaban sobre máquinas de escribir.
Había una cola frente a un mostrador.
Como no había a quien preguntar y suponiendo
que el último de la cola sabría si allí iba
yo, me dirigí hacia él y sin verle la cara
le pregunté:
- Esta es la cola para tramitar devoluciones?
- Si. Es acá. Me respondió Elber Gazzinari
mientras volteaba hacia mí.