Tengo un
amigo llamado Elvin.
Le
gustan mucho los perros. Ha
tenido varios.
A
Elvin se le han
muerto todos sus
perros.
El
primero que recuerda no era
propiamente suyo. Era una
cruza de
Collie que se
llamaba Corchito. Sus
dueños originales se
escaparon de un
día para otro ya que al
jefe de familia
lo buscaban por
ejercicio ilegal de la
medicina.
Corchito quedó a
cargo de
los niños del vecindario.
Ellos lo alimentaban y le
arrimaban alguna cobija vieja en invierno.
El perro respondía cuidando la
cuadra contra
barras rivales y
acompañando al
grupo de
infantes hasta la
escuela Brasil y de
vuelta.
A las
viejas del barrio
no les gustaba Corchito.
Un
día no apareció. Se
lo "
habían llevado a
Salto"
Muchos años y algún perro después apareció Franca.
Una hermosa setter irlandés de seis meses. Sus dueños no la querían más y a la novia de Elvin le pareció buena idea adoptarla
Franca pasó a ser perra-hija de Elvin y su novia. Les regaló todo ese amor incondicional que solo los perros saben dar.
Además dos camadas de diez y doce pequeñas maravillas.
Se quedaron con una hembrita de la última camada. La de carácter más marcado
Una noche de invierno a Elvin le pareció que las perras estaban en algo raro.
Salió y las encontró con un chorizo en la boca a cada una. Inmediatamente las hizo vomitar. La madre se salvó, La chiquita (Shy moon de ocho meses) murió convulsivando en los brazos de un Elvin impotente.
El envenenador había sido cuidadoso y había etiquetado los chorizos con la palabra VENENO.
Al otro día robaron en lo del vecino.
El tiempo pasó, y pasaron muchas cosas. Franca ya tenía catorce años, lo que para un perro grande es bastante.
Estaba ciega, pero se manejaba lo más bien en el fondo de la casa.
Una noche Elvin se despertó con un aullido angustioso. Salió al fondo y se encontró con la perra que aullaba y jadeaba mientras intentaba pararse. Elvin la revisóm No había sensibilidad en las plantillas podales. Mal pronóstico,
Al amanecer la sacrificó con una inyección intravenosa de sulfato de magnesio.
Después cavó la fosa y la enterró
Pasaron años. el hijo mayor de Elvin ya tendría unos cinco o seis años. Un día, cerca de la navidad vió un papel pegado en una pared "Vendo cachorros de galgo pura raza"
Papá Noel trajo a Perdita, una pequeña belleza gris con la punta de la cola blanca.
Perdita acompañó a la familia de Elvin por doce años.
A veces cuando Elvin llegaba la casa era el único ser vivo menor de veinte años que demostraba alegria por su presencia (la de Elvin)
En 2006 se le diagnosticó a la perra un tipo raro de tumor. Se le extirpó, pero quedaron metástasis.
La perra no perdió su magnífica energía ni su alegría permanente pero su estado físico empeoraba día a día.
Elvin postergaba la decisión que estaba cantada. La perra no sufría.
Llegó un momento en que parecía una prisionera en un campo de concentración.
Otra vez el sulfato de magnesio. Otra vez la última mirada. Otra vez el foso de tierra salada.
Hoy Elvin tiene pescaditos, pero ya sabe que otro perro llegará a él.