miércoles, julio 20, 2005

Mi otra sangre


MARÍA ELENA COOLIGHAN MARTÍNEZ DE HOZ

Como veíamos en el anterior post, mi padre se disponía con sus escasos 16 o 17 años a comenzar el duro aprendizaje religioso.
Muy otra era la situación en el caso de mi madre. María Elena Coolighan Martínez de Hoz
Recién llegada de un colegio internado en Suiza, y tras un tratamiento que le hizo rebajar varios kilos y eliminar su acné provocado por la desmedida ingesta de chocolate, se había transformado en una joven muy atractiva con sólo quince tiernos años de edad.
Su familia que por ese entonces vivía en una mansión en Adrogué (Bs. As.), hizo su presentación en sociedad a todo lujo.
Dicen los escasos sobrevivientes que estuvieron en esa fiesta, que verla bajar la escalera principal fue como una experiencia de otra dimensión. No era pura belleza. Había algo más que la trascendía y que la hacía irresistible. Como un aura.
Esa explosiva combinación hacía que los hombres no se atrevieran a acercarse.
Los más valientes, los que lograban recibir su atención e intentaban intercambiar palabra eran rápidamente desestimulados por no llegar al nivel intelectual requerido.
En una nota sobre jóvenes casaderas editada en la revista Para Ti de aquellos años, mi madre declaraba."No tengo novio. No sé porqué. Los hombres me tienen miedo."
Tras un período expansivo en el que concurría a todas las fiestas de la alta sociedad, decidió que eso no le interesaba.
Comenzó a alternar entonces tertulias intelectuales, para ver si podía de alguna manera, mediante la reflexión y la creación, llenar su vacío existencial.
Para su decepción su presencia en esas tertulias era más bien vista como la de la millonaria excéntrica que estaba buena en busca de un valor no reconocido para ser su mecenas.
Tras un tiempo trasegando de café en café de mala muerte concluyó que los intelectuales eran unos estúpidos engreídos y se encerró en su casa, manteniendo de vez en cuando correspondencia con alguno por si las moscas.

Su encierro en la casa coincide con una inflexible y eficaz tarea de recomposición del capital de la familia.
Su padre, Luis Alberto, argentino de tercera generación había dilapidado gran parte de los cuantiosos bienes de la familia (que igual seguían siendo importantes), en festicholas, viajes a Europa (llevaban hasta una vaca para tomar leche fresca todos los días en el transatlántico), y malos negocios.

Mediante unos favores que le proporcionó a unos médicos y abogados, hizo encerrar en un asilo a sus padres como incapaces bajo su responsabilidad.
Pasó entonces a manejar con poder absoluto todas las posesiones de la familia.
Vendió lo no redituable, invirtió en lo que servía y en dos años era una de las diez personas más prósperas de Argentina.

Todo parecía haberlo logrado. Pero no era así. Sentía un vacío en la boca del estómago. A veces un poco más abajo. Necesitaba un hombre.
Descartados los argentinos por las razones ya detalladas, puso su mira en ese pequeño país en que los milagrosos vientres de la madres generan verdaderos hombres. La Banda Oriental.

Adquirió algunas propiedades en el campo y Montevideo. Tomó el vapor de la carrera con su mucama Amelia, y se instaló.
Al llegar a puerto algo le dijo en su interior "Acá vas a criar tu familia"
Ya el esperma de mi padre y los óvulos de mi madre estaban (geográficamente) más cerca.
De contarlo nomás me pongo contento......


My other Blood

As we saw in previous post, my father arranged itself with his little 16 or 17 years to begin the hard religious learning.
Very another one was the situation in the case of my mother. Maria Elena Coolighan Martinez de Hoz
Just arrived of a school committed in Switzerland, and after a treatment that made her reduce several kilos and eliminate its acne caused by the excessive chocolate ingestion, had transformed herself into a very attractive young person just by tende fifteen years of age.
Her family who by that then lived in a mansion in Adrogué (Bs. As), made her presentation in society to all luxury. The little survivors say who were in that celebration, that to see her walking down the main stairs was like a experience of another dimension. It was not pure beauty. There was something extended it more and that made irresistible. Like a dawn.
That explosive combination caused that the men did not dare to approach.
Bravest, those than managed to receive their attention and tried to interchange word quickly were desestimulados not to arrive at the required intellectual level.
In one it notices on of marriageable age young people published in the magazine For You of those years, my mother declaraba."No I have fiancè. I do not know porqué. The men are scared to me."
After an expansive period in which she concurred to all the celebrations of the high society,she decided that that did not interest to her. She began to alternate then intellectual social gatherings, to see if she could somehow, by means of the reflection and the creation, fill her existencial emptiness.
For her deception her presence in those social gatherings was rather Vista like the one of the eccentric millionaire who was good in search of a recognized value not to be her patron.
After a time trasegando of coffee in crummy coffee it just in case concluded that the intellectuals were stupid vain ones and was locked in in its house, maintaining once in a while correspondence with some.
Its confinement in the house agrees with an inflexible and effective task of resetting of the capital of the family. Her father, Luis Alberto, Argentinean of third generation had squandered great part of the numerous homesteads (that equal continued being important), in festicholas, trips to Europe (took until a cow to every day take fresh milk in the transatlantic one), and bad businesses.
By means of favors that she provided to doctors and lawyers , she made lock up in an asylum to his parents like incapable under her responsibility.
She happened then to handle with being able absolute all the possessions of the family.
She sold the nonincome-producing thing, and invested in which served and in two years she was one of the ten more prosperous people of Argentina.
Everything seemed it to have obtained. But it was not thus. She felt an emptiness in the mouth of the stomach. Sometimes a little more down. A man needed.
Discarded the Argentineans for the reasons already detailed, he put his sight in that small country in which the miraculous belly of the mothers generate true men. The Eastern Band.
She acquired some properties in the field and Montevideo. Mucama Amelia took the steam from the race with her, and it settled.
When arriving at port something said to her in its interior "you are going Here to raise your family Already" the sperm of my father and the ova of my mother were (geographically) more close.
Just telling this, it makes me happy.......

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