Los años iban pasando, y con ellos las relaciones al interior de la familia también.
Mi madre no quiso tener más hijos.
La alegría infantil de la casa la proveíamos entonces Al y Yo.
Buscando permanentemente la atención, el cariño, la contención.
Siempre en ese terreno le saqué ventaja a Al.
No sé si por su problema al nacer o que, pero siempre importunaba. El chiste soso, la anécdota sin gracia, la prueba a destiempo. Todo eso era Al.
Era sí el preferido de mi padre.
Yo en cambio era el preferido de mis tías.
Mi madre era neutral, no prefería demasiado a ninguno, más bien la molestaba nuestra presencia.
Una ventaja que tuve es que mi lactancia de pecho materno se prolongó hasta los diez años.
Un día mi madre decidió que ya era tiempo de prescindir de los servicios de mi ama de cría, la negra Eunice. Le inventó un robo de vajilla que todos en la casa sabíamos había sido empeñado por mi padre y la despidió sin indemnización.
Fué en todo sentido una gran pérdida para mí.
Durante un tiempo me sentí huérfano.
Después me acostumbré.
Al no tuvo ese problema porque al año ya estaba tomando leche de vaca.
Al irse Imelda, contrataron a un aya para que se hiciera cargo de nosotros. Estaba más con él.
Yo andaba todo el día atrás de Eunice.
Nuestra educación fué en casa. Nunca pisamos un instituto de enseñanza más que para dar los exámenes a fin de año.
Mi madre personalmente se encargaba de seleccionar a los maestros primero, y a los profesores después. Todos hombres.
Varios de ellos vivieron algún tiempo en la casa. Después no volvían más
En los estudios ibamos más o menos parejo. Eso sí, Al nunca pudo con Dibujo. Su motricidad fina era lamentable.
Entre mis padres la relación había cambiado mucho.
A medida que pasaba el tiempo se distanciaban cada vez más.
Cuando comenzó el desfile de maestros mi padre se hizo construir una cabaña a los fondos y generalmente pasaba allí.
A veces borracho llegaba y sollozaba toda la noche junto a la puerta de la habitación marital. Alguna vez mi madre le dejaba pasar, pero generalmente terminaba durmiendo en el piso del corredor.
William le acercaba una almohada y una cobija y ahí quedaba.
No teníamos amigos. Mi madre decía que no era bueno que nos juntáramos con los poligrillos que vivían por allí.
Como ninguna de mis tías habían tenido hijos, tampoco teníamos primos.
En fin, que nos teníamos solo a nosotros mismos.
En un momento, no recuerdo a partir de cuando, mi padre comenzó a ausentarse en el Jaguar.
Una o dos veces por semana.
Nadie sabía a donde iba.
Un día la galopina(Elbia era su nombre), trajo una noticia que le habían comentado en el almacén.
Según los vecinos mi padre llevaba a pasear a algún niño de la zona toda la tarde, y al regreso el gurí volvía lleno de juguetes y a veces hasta con dinero.
Incluso decían que tenía uno que era el preferido. Un tal Antoñito.
Apenas enterada, mi madre llamó al obispo.
A los pocos días nombraron a mi padre párroco en Venecia.
Se fué una noche. No se despidió de nadie. Antes de irse hizo demoler su cabaña y el muro de los gatos.
La última vez que lo vimos con vida no lo reconocimos.
Fué muchos años después, cuando con Al concurrimos a las ceremonias por el fallecimiento del Papa Paulo VI.
Estuvimos una semana más o menos en Roma.
Un día nos llegó al hotel una nota del secretario del Cardenal Luciani. Nos citaba en su despacho al otro día.
Como correspondía acudimos a la cita. En una oficina, separados por un escritorio estábamos frente a un Papable, el Cardenal Luciani. Los dos emocionadísimos, pero sin comprender el porqué de tan grande honor
El Cardenal habló primero.
Nos dijo en un cocoliche lamentable, copiado seguramente de alguna telenovela argentina algo así como "non me reconocheno figlios mío"
- Disculpe su santidad, más no recuardo haberlo visto antes, respondió Al
-Ma io sono el suo padre. Dell´uruguay, Vila Colono!!
- No comprendo, dije yo. Mi padre se llama Keith Emerson Warren Wilkins y es uruguayo. Sabemos que vino a Italia hace ya muchos años, pero seguramente no es usted. Sin duda llevado por la situación nos ha confundido con otras personas.
- Ma non, io sono Keit. Lo que pasano e que me cambee il nome e la nacionalitá. El mio nombre e diferenteno ma Io sono la misma persona, queridono figlio.
- No lo puedo creer, dijo Al. No puedo creer que nos haya abandonado, y peor aún, renunciado a la patria oriental. Si hay algo de verdad en lo que dice, le deseo lo peor.
Vámonos El. Acá estamos de más.
A los empujones Al me sacó de la oficina. Yo había quedado paralizado.
Al salir volví la mirada, y pude ver una lágrima surcando el rostro pétreo del Cardenal
Como casi todos ustedes sabrán, el Cardenal Luciani fue electo como Papa y asumió con el nombre de Juan Pablo I.
Su papado duró escasos 33 días, y su muerte estuvo rodeada de oscuras circunstancias.
Recuerdo la expresión de rabia y alegría de Al cuando se enteró, y de su exclamación inmediata:
-Padre mío. Has muerto. Bailaré sobre tu tumba!
The life of my father. Sad Solitaire and End
The years were happening, and with them the relations to the interior of the family also.
My mother did not want to have more children.
The infantile joy of the house we provided then and I.
Permanently looking for the attention, the affection, the containment. In that land I always removed advantage to him to A.
I do not know if by its problem when being born or that, but always it teased. The insipid joke, the anecdote without grace, the test inopportunely. All that was To.
He was yes the favourite of my father. I however was the favourite of my aunts. My mother was neutral, did not prefer too much to no, rather bothered our presence. An advantage that I had is that my lactancia of maternal chest extended until the ten years. A day my mother decided that already it was time to do without the services of my master of young, the Eunice black. She invented a set of dishes robbery to him that all in the house we knew had been pawned by my father and she dismissed it without indemnification. Fué in all sense a great loss for me. During a time I felt like orphan. Later I was accustomed. To it did not have that problem because to the year already it was taking milk from cow. When going away Imelda, contracted to aya so that position became of us. She was more with him. I back walked all the day of Eunice. Our education fué in house. We never stepped on an education institute more than to give to the examinations in order year. My mother personally was in charge to select to the teachers first, and to the professors later. All men. Several of them lived some time in the house. Later they did not return more In the ibamos studies more or less even. That yes, To never could with Drawing. Its fine motricidad was lamentable. Between my parents the relation had changed much. As it happened the time they were distanced more and more. When the parade of teachers began my father was made construct a cabin to the bottoms and he happened generally there. Sometimes drunk all the night next to the door of the marital room arrived and sobbed. Sometimes my mother let to him pass, but she ended up generally sleeping in the floor of the runner. William approached a pillow to him and a blanket and was there. We did not have friends. My mother said that it was not good that we joined ourselves with the poligrillos that lived that way. As all my aunts were not unmarried either we had prime. In short, that we had single we ourself. In a while, nonmemory from when, my father began to absent itself in the Jaguar. One or twice per week. Nobody knew to where it went. A day galopina(Elbia was its name), brought the news that had commented to him in the warehouse. According to the neighbors my father took to afternoon walk to some boy of the zone everything, and to the return the gurí returned full sometimes from toys and until with money. They even said that it had one was the favourite. A certain Antoñito. Hardly found out, my mother called to the bishop. To the few days they named to my father parish priest in Venice. Fué one night. One did not take leave of anybody. Before going away it made demolish his cabin and the wall of the cats. The last time that we saw it with life not we recognized it. Fué many years later, when with A we concurred to the ceremonies by the death of Paulo Pope I SAW. We were one week more or less in Rome. A day arrived at the hotel a note of the secretary from Luciani Cardinal. It mentioned in his office the other day to us. As it corresponded we went to the appointment. In an office, separated of a writing-desk we were in favor as opposed to a Papable, Luciani Cardinal. Both emocionadísimos, but without including/understanding porqué of so great honor the Cardinal spoke first. He said to us in cocoliche lamentable, copied surely of some Argentine soap opera something as well as "non reconocheno me figlios mine" - its sanctity Excuses, recuardo it not to have seen more before, responded To - Ma io sono suo father. Dell´uruguay, Vila Colono! - I do not understand, I said. My father is called Keith Emerson Warren Wilkins and is Uruguayan. We know that it came already to Italy many years ago, but surely you are not you. Without a doubt taken by the situation it has confused to us with other people. - Ma non, io sono Keit. What pasano and that me cambee il nome and nacionalitá. Mio name and diferenteno ma Io sono the same person, queridono figlio. - I cannot believe it, said To. I cannot think that it has left to us, and worse still, resigned to the Eastern mother country. If there is something really in which it says, him desire the worse thing. Vámonos we are Here of more. To the pushes To it removed to me from the office. I had been paralyzed. When leaving I returned the glance, and I could see a tear furrowing the stony face of the Cardinal As almost all you know, Luciani Cardinal was elect as Pope and assumed with the name of Juan Pablo I. Its papado lasted little 33 days, and its death was surrounded by dark circumstances. Memory the expression of rage and joy of A when one found out, and of its immediate exclamación: - Father mine. You have died. I will dance over your grave!
sábado, julio 30, 2005
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7 comentarios:
Así que Al escuchaba a Siniestro... aunque esto fue unos años antes de que compusieran su famoso tema.
Quién escucharía a quién?
Respetado El: la maldad no existe como opción, aunque pueda constatar fácilmente su existencia. Ergo: algo nos lleva o nos aleja de ella.
A los efectos de ordenar mis ideas debo hacerle una pregunta, que ruego tenga a bien responder con la mayor franqueza y objetividad. ¿Cree usted que exista alguna conexión entre el color de la piel de Eunice y el nombre de pila de quien fuera por un ratito Juan Pablo I?
Y una pregunta por mera curiosidad: ¿a su padre le decían "Gabo"?
Gracias por su tiempo
Estimado celtíbero.
Respecto a su primera pregunta, creo que el nombre Albino puede tener más relación con su madre que con mi ama de cría (ver historia de mi padre 1).
En cuanto a si le decían Gabo, no, le decían Kei(en Uruguay nunca supieron pronunciar bien el inglés).
Sí conocí a un muchacho que le decían Gabo cuando acompañé a mi madre a la costa de Colombia a fines de los años 40. Ella quería instalar un emprendimiento de turismo aventura. El proyecto no fructificó. Como no había allí nada para hacer yo me entretenía contándole a este botija las historias de mi familia.
Espero mis comentarios le hayan sido de utilidad
Saludos
¿Y es que Ud. piensa, ingenuo El, que la similtud en la concentración melanocítica de los tegumentos de la Revientabraguetas de Peñarol y esa suerte de Cicciolina que -mál o bien- lo alimentó s Ud. mismo, es un mera coincidencia?
Haga un simple Chi cuadrado, El. Dos brutas negras en una pequeña Villa. Se está acercando a las claves de su propia vida; no es me queme.
¿Molesto, El? ¿Es que Ud. también le gustaba el olor de la guayaba?
Estimado celtíbero.
Aparentemente por lo que escribe es ud. una persona versada en temas biológicos y estadísticos. Y por si esto fera poco, conocedor de literatura. Como quien dice, que abreva de varias fuentes.
rataré de responderle con la mayor claridad posible.
Aparentemente una lectura rápida le ha llevado a ud a concluir que tanto mi ama de cría como m abuela paterna eran dos brutas negras. Ésto no aparece en ninguna parte del relato. Si bien se menciona la particular belleza de mi abuela, no se mencina nada parecido en lo que respecat a Eunice, que era una afrouruguaya común, aunque con la característica de una abundante producción láctea de excelente calidad.
De ahí vamos a otro punto. Evidentemente su conocimiento del porno es, por lo menos , fragmentario. no eran las glándulas mamarias de la cicciolina algo que llamar la atencíon a la cantidad de tejido glandular. Pr lo menos en su momento de gloria.
Lo único que sí se produjo seguramente fué un fenómeno de imprinting (descrito por Lorenz hace ya muchos años), ya que al ser prácticamente el primer rostro humano que ví, la seguí como a una madre.
Hace rato que estoy escribiendo sobre las claves de mi propia vida. A lo mejor ya me quemé.
No conozco el olor de la guayaba, o por lo menos no lo reconozco. Me gusta sí el olor de la bosta fresca de vaca en el campo. Especialmente si las vacas son muchas y mías y el campo también.
De todas maneras y preocupado por su inquisición me hice hacer un análisis de adn.
El informe es muy largo y le paso solamente la secuencia de bases que ud seguramente comprenderá:
LaespumadelosdíasElotoñoenPekínLahierbarojaElarrancacorazonesTemblorenlosAndesEscupiré sobre vuestrastumbasTodoslosmuertostienenlamisma pielQuesemueranlosfeosConlasmujeresnohaymanera
CORRIJO
"De ahí vamos a otro punto. Evidentemente su conocimiento del porno es, por lo menos , fragmentario. no eran las glándulas mamarias de la cicciolina algo que llamar la atencíon a la cantidad de tejido glandular. Pr lo menos en su momento de gloria.
Lo único que sí se produjo seguramente fué un fenómeno de imprinting (descrito por Lorenz hace ya muchos años), ya que al ser prácticamente el primer rostro humano que ví, la seguí como a una madre."
De ahí vamos a otro punto. Evidentemente su conocimiento del porno es, por lo menos , fragmentario. No eran las glándulas mamarias de la Cicciolina algo que llamara la atencíón en cuanto a su la cantidad de tejido glandular. Por lo menos en su momento de gloria.
Lo único que sí se produjo seguramente con Eunice fué un fenómeno de imprinting (descrito por Lorenz hace ya muchos años), ya que al ser prácticamente el primer rostro humano que ví, la seguí como a una madre.
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