Enmarcada en la arbórea vegetación formada por vetustos robles y talas, la piscina donde retoza Nazarena, parece salida de la imaginación de un poeta. Su forma de corazón gigante estimula los más puros deseos.
Ensimismada en el nadar la fabulosa vedette no se percata de nuestra presencia, cosa lógica ya que estábamos vichando desde atrás de un árbol.
Finalmente aplaudimos tímidamente. Este sonido saca a Nazarena de su ensimismamiento, y al vernos decide salir.
Al emerger notamos que su única vestimenta es una tanga tipo hilo dental, y que su tórax está cubierto apenas (es un decir) por sus naturales gracias.
Con toda naturalidad, sale de la piscina, camina tres pasos hasta una sombrilla y se viste con una camiseta blanca.
Desde allí me invita a sentarme en una de las cómodas reposeras que enmarcan el hídrico corazón.
A duras penas y tratando de acomodar el paquete desbocado con la mayor elegancia posible, me allego a ella rengueando.
- Algo de beber?, pregunta haciéndose la distraída.
- No, gracias. No bebo cuando trabajo, aunque un whisky doble sin hielo no me vendría mal.
Ordena por el intercomunicador las directivas a la servidumbre y me dice:
- Bien. A tu disposición. Pregunta lo que quieras.
Por un instante en mi mente se entremezclan muchas preguntas que nada tienen que ver con la nota, pero finalmente sale:
- Cuéntame un poco de tu historia, cómo llegaste a este sitial de privilegio..
- Bueno, yo nací en una familia humilde, en Misiones. Fueron años muy duros, con unos padres que no comprendían mis ambiciones. A los quince años me escapé y aparecí en Bs. As.
Comencé a vivir la noche, y allí un productor me contrató para “Las Tortugas Pinja II. La revancha”. Comencé como extra, en escenas de grupo, pero finalmente luego de meses de empeño logré estelarizar la mayoría de las producciones de la empresa.
En ese momento me llaman de EEUU para contratarme. Me negué. Me di cuenta de que esa era una etapa superada.
Con lo que había ahorrado comencé a asistir a cursos de actuación, baile y canto. Y así me transformé en la actriz que soy ahora.
- Crees que has cumplido todos tus sueños artísticos?
- Para nada. El día que me sienta así me retiro.
- Hoy por hoy estás estelarizando “troludos en la cama” un éxito teatral brutal, editaste un disco que ya es oro y tu actuación en la versión argentina de Senfield, te ha ganado al público definititivamente. Inclusive al público infantil, siempre tan exigente
- Si. Lo de los chiquitos es increíble. Me siguen a todos lados. Y su inocencia es total. Los adoro. Lamentablemente cada tanto aparece un enano avivado y se pudre todo.
- Desde tu privilegiado sitial, cómo ves las críticas de Zulma Faiad?
- Zulma es una diosa y yo la adoro. Claro, el tiempo pasa. No creo que yo merezca sus críticas. Mis lolas son naturales (me hace tantearlas).
- Eh.., uhh, mmsi, son de verdad, digo algo atorado por un trago de Whisky . Hablame un poco de tus proyectos para este año que recién comienza
- Realmente una de las cosas que más me emociona de todo esto es el constante cambio. Tengo en carpeta varios proyectos, que no te puedo adelantar, pero por tu carita de simpático te doy como primicia que al menos va a haber una película, otro disco y posiblemente algo de TV en el exterior. Argentina me está quedando chica. Fijate que tengo clubes de fans en toda Latinoamérica, y Europa!
- Yendo más a lo personal, se comentó mucho tu casamiento in extremis con el multimillonario estadounidense Edison Wallace Sr.
- Si. Otra más de una sarta de habladurías. Nada me unió a ese hombre ejemplar más que el amor.
- Dame algún detalle. Cómo se conocieron?
- Yo estaba presentándome en Miami en un unipersonal. En una de las funciones me hizo llegar su tarjeta y un ramo de rosas rojas. A la salida le fui a agradecer.
Estaba en su limousine, ya que todo el equipamiento médico que lo mantenía con vida le impedía salir de allí.
Te diría que fue un amor a primera vista. Nos casamos inmediatamente.
Lástima que la luna de miel duró solamente dos días. Yo lo cuidaba, le leía, le preparaba la comida. Lo mantenía contento. En fin lo que toda buena esposa hace por su marido
- Es verdad que su fallecimiento se produjo durante un encuentro sexual?.
- Sos un pícaro! Las cosas que preguntás. Sólo te puedo contestar que murió con una sonrisa.
Una sonrisa que no olvidaré jamás.
- Ahora como mujer libre, cómo encaras tu vida? Cómo es tu relación con los hombres.
- Realmente es un poco difícil. Parece que les inspirara temor. Además no he conocido a nadie que esté dispuesto a comprometerse en serio. Yo quiero tener una familia de verdad. Con un padre y varios hijos.
Un céfiro de oriente, que aparejaba aromas marinos y una temperatura más baja comenzó a soplar.
De golpe dos simpáticos conos se irguieron y Nazarena se acurrucó para evitar la virazón.
Aún así, acurrucada, sus hermosos pectorales extendían el tejido de la camiseta a tal grado que uno podría decir que se veía a través de la abierta trama.
Una antipática pelusa se situó en la cúspide de uno de sus pechos.
Automáticamente me paré e intenté sacarla con la mano.
Me la retuvo ahí.
Palpando uno de los pechos más ambicionados del Río de la Plata. Pensé en la vergüenza, el escarnio y mi posible expulsión del Círculo de Boy Scouts.
Mas no.
- Hace frío acá afuera, vamos para adentro.
Eso sí. Me gustaría que te bañaras.
Y nos encaminamos a la casa
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